viernes, julio 21, 2006
Mucho calor
En el noticiero de canal 10 informaron sobre un tipo que, en la feria de Piedras Blancas, mató de un balazo a otro que le rompió el vidrio del auto y le quiso robar.

La periodista entrevistó a gente de la zona, y era unánime la opinión de que el homicida estuvo muy bien. "Estuvo bien", "fue lo mejor que hizo", "lástima que se va a comer unos años en cana, pero yo hubiera hecho lo mismo" decían los vecinos, palabras más o menos.

Hoy El Observador tituló que "Díaz reconoció que hay una sensación de inseguridad". Muy perspicaz, Díaz. El ministro del Interior se jacta de que la criminalidad está bajando, e insiste con que la inseguridad es una sensación térmica, o vaya a saber qué.

Y sí, puede que tenga razón, que los índices de seguridad estén bajando. En realidad me pregunto cuántos delitos no son denunciados por ciudadanos hastiados e incrédulos. Yo mismo, por ejemplo. Pero demos por buenas las estadísticas. ¿Qué importancia tienen?

Precisamente es la "sensación" de la gente el problema principal, y no si hubo 10 o 15 rapiñas más o menos. Y esa sensación está provocando reacciones cada vez más fascistas en la gente, que a esta altura le parece perfecto que a los que salen a robar se los arregle con un balazo en la nuca.

Por supuesto que es cuanto menos ingenuo decir que el problema es exclusividad de este gobierno. Ni que hablar. Pero al menos Stirling, si bien era seguramente tan o más inepto que Díaz, hacía de cuenta que se preocupaba por proteger a la gente. El actual ministro prefiere aconsejarnos que andemos con un silbato de cumpleaños para avisar cuando nos vienen a afanar la billetera. Si antes la cosa venía jodida, qué podemos esperar ahora.

Entonces, ante la desidia de quienes tienen que hacer algo para asegurar la convivencia pacífica de todos, la gente se pudre y se radicaliza.

Muy lindo su observatorio de criminalidad, señor Díaz, pero preocúpese por esa sensación térmica que tan poco parece importarle. Sino, cuando se quiera acordar, va a tener a doña María en pie de guerra.