martes, agosto 29, 2006
Cemento y arena

Critico a los argentinos bastante seguido porque me repugna su pedante nacionalismo, que es la raíz de la mayor parte de sus defectos. Incluso les he dedicado más de un post en este ignoto blog.

Pero no hay caso, al final los termino envidiando. Este fin de semana estuve en Buenos Aires –siete años después de mi última visita– y me pasó otra vez. Tienen una ciudad de puta madre, en la que uno se siente un aldeano obsoleto, el niño de clase media que va a visitar al compañerito de clase rico y se sorprende a cada paso con las cosas que resultan triviales y hasta aburridas al anfitrión.

Las opciones culturales son infinitas; a la hora de evaluar una salida nocturna al toque surgen cuatro o cinco posibilidades; la variedad de tiendas para hacer compras es abrumadora; el subte te lleva de un lado a otro de la ciudad en pocos minutos.

Por otra parte, es un poco estresante el tránsito y la cantidad de gente que circula por las calles, pero es el precio que hay que pagar para disfrutar un rato de una sucursal de desarrollo comercial y cultural en el tercer mundo.

Gardel es argentino.

***

Anoche en el programa Vidas mostraron la vida de algunos pobladores del Cabo Polonio en invierno.

Según dijeron, son entre 80 y 100 personas que viven en su mayoría de la pesca y de lo que deja el turismo en verano. Son solitarios y apenas llegan a fin de mes. No tienen luz eléctrica, ni médico, ni mucho más que un almacén para abastecerse.

Todo el día rodeados de arena y océano. De rocas y lobos de mar.

Siempre fui fanático de la ciudad, me gusta comprarme libros, discos y ropa, soy medianamente sociable y no me imagino pasando meses sin salir de noche a tomar una. Tampoco me veo sin internet o televisión por cable.

Pero por algún motivo, en algún sentido, anoche envidié muchísimo a ese centenar de personas. Y deseé estar en su lugar. Fumando uno, sentado en una roca, mirando el mar.
6 Comments:
Blogger O bepi said...
Hace un par de años me mandé en pleno invierno para el Cabo.
Noches muy oscuras, de cagarse de frío, noches bajo un cielo estrelladísimo y noches en las que se escuchaban millones de ruidos.
Lindo, el Cabo en invierno.
Lindo, fumarse uno y charlar con los lobos marinos.



Buenos Aires, me mata

Anonymous Anónimo said...
Este es de los tuyos kily!!!

Blogger Kily said...
Más bien que es de los míos. Es incluso peor que yo.

Anonymous Anónimo said...
Ta en el horno entonces!

Blogger O bepi said...
A esta altura del campeonato ya estoy pasado de horno, más bien.

Anonymous Anónimo said...
Que drogaditos resultaron ser estos periodistas!!!